NO PODIAMOS CALLAR
Con la Venia,
Pocas cosas a estas alturas pueden revolvernos la úlcera, debe ser que la modernidad democrática nos inmuniza, pero hay cosas, hechos o comportamientos que reclaman cuando menos una mínima reflexión.
La sobredosis de lo que sea nunca es buena, ni tan siquiera cuando dicha intoxicación lo es de democracia, libertad y libre ejercicio del Derecho de Expresión.
Nuestro ilustre e instruido personaje, borrachín de libertad, innombrable independentista, maleducado pseudo-periodista y filósofo aficionado, sin duda extrañamente afectado por una supuesta indigestión verborreica, abrió la boca para escupiendo odio y rencor, catalogar a las madres de los militares como "cortesanas aquellas con las que todos dormitaban", aconsejándoles por tal motivo que no visitaran Cataluña por ellas acompañados al haber sido prohibida la prostitución.
Ni rebuscando bajo las piedras encontraríamos un majadero semejante. Éste curioso ejemplar, sin duda muy cercano intelectualmente al hominus de Atapuerca, demuestra con su decir y proceder ser un maleducado, muy tonto, tontísimo, ignorante, idiota, estúpido, lerdo, imbécil y sumamente gilipollas.
Sin duda, es mejor callar y parecer tonto que abrir la boca y despejar la duda.
No podíamos callar, teníamos que decirlo.
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